¡Lo que el viento se llevó, el río lo regresa!
“Una noche lluviosa de octubre estaba a medio dormir, pensando en todos los peligros que corre mi familia, por el río que pasa a la par de la casa. Ingeniándomelas para encontrar medidas y reducir los riesgos a los que estamos expuestos. En ese vaivén de ideas, escuché un ruido que provoca tanto miedo, tristeza y frustración en mi, mi esposa, mis hijos y toda la colonia; ese sonido que ha estado presente en cada uno de los inviernos en los que toda la población ha padecido… el desbordamiento del río.
Y sin más remedio que improvisar ante la situación, como mi familia y el resto de la comunidad hemos hecho durante todos estos años. Me tomo unos segundos y le presto atención a los perturbadores sonidos, el movimiento del agua, cómo flotan nuestras cosas, el goteo de la teja y las cubetas desbordantes. Puedo imaginar como los chuchos ladran desesperados y las señoras, los niños y abuelos salen asustados y tristes, corriendo y gritando de sus casas.
Hasta que me pongo de pie e inmediatamente, el agua helada me llega hasta las rodillas. Los zapatos de mis hijos se chocan con el caminar de mis piernas y mi esposa me grita desde la calle que ya salieron todos y que únicamente me esperan a mi, para que les diga qué hacer. Y si no tengo soluciones, por lo menos darles ese consuelo de que su papá está con ellos y haré todo lo posible para protegerlos ante cualquier adversidad.
Entonces decido salir. Lleno de enojo, por las precariedades que son la orden del día en la colonia. Lágrimas frustradas rozan mis mejillas, por la falta de medios y conocimiento, para saber afrontar la situación. Con las piernas entumecidas, porque mi esposa y mis hijos no deberían abandonar su descanso, su tranquilidad, su hogar en esta noche lluviosa de octubre, porque lamentablemente, otra vez se salió el río.”
-Las descripciones que se presentan en el relato anterior, son ficticias. Basadas en la observación realizada durante el trabajo de campo de un Voluntario de Cruz Roja Guatemalteca. Cualquier parecido con la realidad, es mera coincidencia-
Así como lo antes leído y a veces peor, son las experiencias que viven las familias en Portales de Santa Inés del departamento de San Miguel Petapa, por el desbordamiento del río ‘Platanitos’. Para contribuir positivamente a la causa, Cruz Roja Guatemalteca ha implementado un proyecto en toda la comunidad, enseñarles métodos y así adquirir acciones resilientes y efectivas, ante cualquier amenaza.
Los ‘Planes Familiares para la Reducción de Riesgos a Desastres’, le brindan a las familias todas las medidas necesarias para sobrellevar la situación. Consiste en que Voluntarios en acompañamiento con el técnico del área, visiten cada hogar y conozcan los riesgos que son tan diferentes entre ellos, pero que al suceder el desastre provocan el mismo sentimiento y pérdida material.
Ya con la información adquirida por la observación, análisis y conversación con los miembros del hogar, se crea un Plan Familiar, en dónde se establecen roles y medios para responder ante el evento.
Los pobladores de Portales de Santa Inés, después de un año de haber recibido charlas, realizado practicas y creando su propio plan familiar, se sienten más tranquilos, al escuchar el sonido del agua del río.
Escrito por, Dina Velarde
Guatemala, 19 de Septiembre de 2017.